La actividad apícola se basa en la necesidad de las plantas de transportar el grano de polen hasta el estigma, habitualmente de una flor distinta. Los mecanismos de transporte son diversos pero en general el polen es transportado por el viento (flores anemógamas) el agua (hidrógamas) o los animales.
El primer grupo animal que comenzó a polinizar fue el de los insectos y entre ellos los escarabajos. Después aparecieron sucesivamente avispas, hormigas y especialmente abejas y abejorros, moscas y finalmente mariposas nocturnas y diurnas.
En zonas tropicales juegan un papel muy importante las aves (colibríes). También hay polinizadores entre las arañas, reptiles, murciélagos y en menor medida, algunos mamíferos.
Para que este sistema sea eficaz las flores tienen que desarrollar mecanismos para que el animal las reconozca y se vea atraído por ellas. Los más habituales son colores y formas vistosas u olores, recompensados con una gran cantidad de polen o néctar.
Las colonias de abeja melífera silvestres prácticamente han desaparecido debido a varias enfermedades, entre la que destaca la varroasis, producida por un ácaro parásito que termina por aniquilar la colmena.
De esta forma, la especie y por consiguiente los beneficios que aporta a los ecosistemas y la actividad agrícola, dependen básicamente de las colmenas artificiales de las explotaciones apícolas. En el norte de la península se ha detectado una drástica reducción de la producción de frutos por la desaparición de las colmenas silvestres y el abandono de la apicultura tradicional en la zona.
Uno de los efectos estudiados es la reducción en la producción de arándanos, que servían de alimento al oso pardo que, como consecuencia, también ha dejado de frecuentar esos territorios. El efecto de la instalación de colmenares se ha estimado en incrementos de la producción de frutos de hasta un 50%. Por su parte, el manejo adecuado del colmenar, reporta al apicultor miel, polen y própoli.
AGNADEN ha comenzado a explotar cinco colmenas en la Reserva de Corvales en La Zubia, con el objetivo de mejorar la polinización en la finca y por supuesto, de obtener una pequeña cantidad de miel para autoconsumo de la asociación.
Además, como en la mayoría de nuestras actividades, aprovechamos la ocasión para la educación y la formación ambiental de los más jóvenes de la asociación. Las jornadas en las que extraemos la miel se han convertido en uno de los días más esperados por todos, por lo entretenido y por la recompensa.
Nuestra forma de trabajo
Sostenibilidad
Todas nuestras intervenciones se planifican con un respeto absoluto de nuestro entorno.
Ética
Nos guian siempre los valores de honestidad, compromiso y responsabilidad.
Respeto
Nuestros proyectos son duraderos, sostenibles y respetan los tiempos de la naturaleza.
Ayer, hoy, mañana.
Creemos en fijar las bases de un pacto intergeneracional por la naturaleza.
Seguridad
Nuestros voluntarios reciben formación específica para disfrutar de nuestras actividades de una forma segura.
Huella Cero
Cuando salimos a la naturaleza, siempre dejamos los espacios visitados limpios y cuidamos de minimizar nuestro impacto.